Esculturas
Es un sueño alcanzar a esculpir los toros hermosos de las tierras tropicales del golfo de Nicoya. El hombre neolítico descubrió cómo trabajar y fundir, iniciando así las edades de los metales y hoy yo lo plasmo en mis toros de bronce. Viviendo y trabajando con duro esfuerzo, pero con mucha emoción y alegría sobresaliente de la profunda alma. Es así como nacen obras que resaltan en tercera y hasta cuarta dimensión. Cada yema de los dedos, delicada, se deslizan por la arcilla. Con gotas de agua se moldea una inspiración, al finalizar se transforma en arte. A pesar de que parecen inmóviles, fijos, estas están llenas de vida propia y observando con detenimiento se logra captar la esencia del toro, fuerte con presencia y siempre cauteloso. Dejando el pincel del lado y usando mis manos como herramientas brota una obra vigorosa, llena de emociones a través de un viaje de dimensiones.